Mi alma y la suya están indisolublemente unidas en la única tarea para la que nacieron nuestras vidas, para elevar el mundo hacia Dios en la Luz inmortal, para traer a Dios al mundo terrenal vinimos, para transformar la vida terrenal en vida divina.

Savitri Sri Aurobindo

Aurobindo Ghose y Mirra Alfassa (Sri Aurobindo y la Madre) son dos de las figuras espirituales más importantes de la reciente historia de la humanidad, sus obras aportan una exposición iluminada sobre el origen de la vida y el propósito y los estadios de su progresión evolutiva. En las enseñanzas de Sri Aurobindo encontramos la reconciliación entre la Luz y la Vida, el secreto de la regeneración del hombre moderno y el principio de una nueva cultura en la sociedad humana. (Rishabhchand, Sri Aurobindo Circle 1951).

EL OBJETO DEL YOGA

¿Cuál es el principio fundamental de las enseñanzas del yoga de Sri Aurobindo y de la Madre?
 
Las enseñanzas de Sri Aurobindo afirman que existe un Ser y una Consciencia involucionados aquí en la materia que lleva en sí el impulso de expandirse y desarrollarse hacia una perfección cada vez mayor. La vida y la mente son solo los dos primeros pasos de esta evolución. El siguiente paso debe ser el desarrollo de una Consciencia espiritual y supramental superior, que liberará la Divinidad inherente a las cosas, permitiendo así que la vida manifieste la perfección.
 
¿Cuáles son las principales líneas de práctica del Yoga Integral?
 
Según Sri Aurobindo, el ser humano, en la actualidad, vive principalmente en su mente, vida y cuerpo de superficie. Existe un ser interior que lo impulsa a la búsqueda constante de una mayor belleza, armonía, poder y conocimiento. El ser humano debe despertar a las mayores posibilidades de este ser interior y, mediante su impulso hacia la Verdad, purificar y orientar el resto de la naturaleza. Posteriormente, puede producirse una apertura hacia los diversos niveles de consciencia entre la mente humana ordinaria y la Consciencia de la Verdad Supramental, y su poder se integra en la mente, la vida y el cuerpo. Esto permitirá que todo el poder de la Consciencia de la Verdad actúe en la naturaleza.
 
¿Cuál es la relación entre el Yoga Integral de Sri Aurobindo con los sistemas de Yoga anteriores?
 
Muchos elementos de los sistemas anteriores son necesarios en este camino: la apertura de la mente a una mayor amplitud y a la percepción del Ser y del Infinito, el despertar a la consciencia cósmica y el dominio sobre los deseos y las pasiones. El ascetismo externo no es esencial, pero la conquista del deseo y el apego, así como el control del cuerpo, sus necesidades e instintos, son indispensables. Se combinan el camino del conocimiento, a través del discernimiento de la mente entre la Realidad y la apariencia; el camino del corazón, de la devoción, el amor y la entrega; y el camino de las obras, que alejan a la voluntad del interés particular y la dirigen hacia la Verdad y al servicio a una realidad superior al ego. Porque todo el ser debe ser entrenado para que pueda responder y transformarse en el momento en que la Luz y la Fuerza superiores puedan actuar sobre la naturaleza.
 
¿Es esta una disciplina espiritual muy difícil?
 
La apertura de todas las partes del ser a la conversión mediante el descenso y la práctica de la Consciencia superior no se logra de inmediato, ni en poco tiempo, ni mediante una transformación rápida o milagrosa. El buscador debe dar muchos pasos antes de que esto sea posible. Por lo tanto, el proceso de esta disciplina es largo y difícil, pero el esfuerzo constante en esta dirección acerca cada vez más al buscador a la meta de este Yoga.
 

LA ENSEÑANZA DE SRI AUROBINDO
La enseñanza de Sri Aurobindo comienza con las enseñanzas de los antiguos sabios de la India. Éstos proclamaban que detrás de las apariencias del universo existía la Realidad del Ser y la Consciencia, un Yo de todas las cosas, uno y eterno. Todos los seres están unidos en este Yo y en este Espíritu, pero se hallan divididos por una cierta separación de consciencia, una ignorancia de su verdadero Yo y su Realidad en la mente, vida y cuerpo. Es posible mediante ciertas disciplinas psicológicas eliminar ese velo de la consciencia separada y volverse consciente del verdadero Yo, de la Divinidad en nosotros y en todos.

Las enseñanzas de Sri Aurobindo afirman que este Ser y Consciencia están aquí, en la Materia. La evolución es el método por el que este Ser y Consciencia se liberan; la consciencia surge de una aparente inconsciencia y, una vez emergida, se autoimpone crecer hacia lo más elevado y al mismo tiempo expandirse y desarrollarse hacia una perfección más y más vasta. La vida es el primer paso de esta liberación de la consciencia, la mente es el segundo; pero la evolución no finaliza con la mente, espera su liberación en algo más grande, una consciencia que sea espiritual y supramental. El siguiente paso de la evolución debe dirigirse hacia el desarrollo de la Supermente y el Espíritu como el poder dominante en el ser consciente. Sólo entonces la Divinidad que reside en todas las cosas se liberará por completo y será posible manifestar la perfección en la vida.

No obstante, mientras los primeros pasos en la evolución fueron llevados a cabo sin una voluntad consciente por la Naturaleza tanto en la vida vegetal como en la vida animal, en el hombre, la Naturaleza es capaz de evolucionar mediante una voluntad consciente. Sin embargo, no es posible realizar esta evolución integral sólo mediante una voluntad mental en el hombre ya que la mente sólo puede llegar hasta un cierto estadio y más allá de este estadio sólo se mueve en círculos. Se ha de producir una conversión, un cambio de consciencia por el cual la mente debe transformarse en un principio más elevado. Este método se puede encontrar en la disciplina psicológica antigua y en la práctica del yoga. En el pasado esto se intentó mediante una huida del mundo y la disolución en la cima del Yo o del Espíritu. Sri Aurobindo nos enseña que un descenso de un principio superior es posible y que no sólo liberará el Yo espiritual más allá del mundo, sino que lo liberará en el mundo, substituyendo la ignorancia de la mente –o su muy limitado conocimiento– por una Verdad-Consciencia Supramental que será un instrumento adecuado del Yo interior, y hará posible que el ser humano se encuentre a sí mismo dinámica e interiormente y pueda evolucionar, desde esta todavía humanidad animal, a una raza divina. La disciplina psicológica del Yoga se puede utilizar con este fin a través de la apertura de todas las partes del ser a una conversión o transformación mediante el descenso y la labor del más elevado y aún oculto principio Supramental.

Esto, sin embargo, no se puede efectuar de una manera inmediata o por medio de una pronta o milagrosa transformación. El buscador espiritual ha de emprender muchos caminos antes de hacerse realidad el descenso Supramental. El hombre vive, en gran parte, en la mente, cuerpo y vida exteriores, pero posee un ser interior que debe despertar a sus múltiples posibilidades –ahora tan sólo recibe una influencia muy limitada, una influencia que le impulsa en pos de una constante búsqueda de una belleza, armonía, poder y conocimiento más elevados–. El primer estadio del Yoga es, por lo tanto, expandir los límites de ese ser interior y vivir desde allí hacia el exterior, guiando la vida externa mediante una luz y fuerza interiores. Al hacerlo así, el hombre descubre en sí mismo su verdadera alma –no esa mezcla externa de elementos mentales, vitales y físicos–, sino algo de esa Realidad que está detrás del hombre, una chispa del Fuego Divino. Ha de aprender a vivir en su alma, purificarse y guiar el resto de su naturaleza hacia la Verdad. Más tarde, es posible alcanzar una apertura hacia lo más alto y se produce un descenso de un principio más elevado del Ser. Sin embargo, incluso entonces no se realiza de inmediato la Fuerza y Luz supramentales en su totalidad. Hay diferentes niveles de consciencia entre la mente del ser humano común y la Verdad-Consciencia supramentales. Se han de abrir estos niveles intermedios y hacer descender su poder a la mente, vida y cuerpo. Sólo entonces puede el poder pleno de la Verdad-Consciencia trabajar en la naturaleza. El proceso de esta disciplina o Sadhana es, así pues, largo y arduo, pero incluso avanzar sólo un poco ya significa un gran paso ya que hace posible la perfección y liberación finales.

Muchos elementos que pertenecen a sistemas antiguos son todavía necesarios en el camino de la transformación: una apertura de la mente a una amplitud más vasta y al verdadero significado del ser y del infinito, una evolución hacia lo que se ha llamado la consciencia cósmica, un control sobre los deseos y pasiones; no es tan importante un ascetismo externo, pero sí que son indispensables la conquista del deseo y el apego y un control sobre el cuerpo y sus necesidades, sobre la avaricia y los instintos. Hay una combinación de los principios de los sistemas antiguos; el camino del conocimiento mediante el discernimiento de la mente entre Realidad y apariencia, el camino del corazón, de la devoción, del amor y la entrega, y toda la labor necesaria para rechazar una voluntad cuyo objetivo se basa sólo en el interés propio y dirigir esa voluntad hacia la Verdad y el servicio de una Realidad más grande que el ego. Se ha de preparar a todo el ser para que pueda responder y pueda ser transformado, cuando sea posible, por esa Luz y esa Fuerza más elevadas.

En esta disciplina, la inspiración del Maestro y, en las fases más difíciles, su control y su presencia son indispensables –sería imposible sin esta ayuda caminar por este proceso sin tropezar y cometer errores–; esto impediría cualquier oportunidad de éxito. El maestro es aquél que se ha elevado a una consciencia y un ser más elevados y es, a menudo, considerado como su manifestación y su representante. No ayuda sólo a través de su enseñanza y de su ejemplo e influencia, sino también por su poder de comunicar su propia experiencia a los otros.

Éste es el método de la práctica y la enseñanza de Sri Aurobindo. Su objetivo no es desarrollar ninguna religión o hacer una fusión de religiones, no es fundar una nueva religión; cualquiera de esas opciones se halla lejos de su objetivo central. El único propósito de este yoga es un desarrollo interior que permita descubrir, a su debido tiempo, el Yo superior presente en todo y evolucionar hacia una consciencia más elevada que el mental, una consciencia espiritual y Supramental que transformará y divinizará la naturaleza humana.

Sri Aurobindo y la Madre han contribuido a revelar la conexión entre lo divino y la vida, entre el espíritu y la materia, la existencia de la supermente que revela lo no-manifestado y lo manifestado como parte de una única y misma Realidad de la Existencia. Nos han ayudado a comprender la complejidad de la inmanencia divina, del universo, del ser humano, y del proceso evolutivo a partir de la materia inerte.

La simple ascensión de la consciencia central no es suficiente para elevar la vida o transfigurarla. La vida está enraizada con demasiada profundidad en el fango congelado del subconsciente o el inconsciente para conseguir un ascenso tan súbito. La fuerza supramental debe trabajar arduamente y durante tiempo para esta gran consumación evolutiva. Una transmutación radical de la vida es la única condición previa al establecimiento permanente en el cuarto estado, la vida supramental, la Vida Divina.

La enseñanza de Sri Aurobindo afirma que existe un Ser y una Consciencia únicos en la Materia que son impulsados a expandirse y desarrollarse hacia una perfección cada vez mayor. La Vida y la Mente son solo los dos primeros pasos de esta evolución. El siguiente paso debe ser el desarrollo de una mayor Consciencia espiritual y supramental que libere la Divinidad presente en las cosas, tras lo cual será posible que la vida manifieste la perfección.

Según Sri Aurobindo, el hombre, actualmente, vive principalmente en su mente, vida y cuerpo superficiales. Existe un ser interior que lo impulsa a una búsqueda constante de mayor belleza, armonía, poder y conocimiento. Debe despertar a las mayores posibilidades de este ser interior y, mediante su impulso hacia la Verdad, purificar y orientar el resto de la naturaleza. Posteriormente, puede surgir una apertura hacia los diversos niveles de consciencia entre la mente humana ordinaria y la Consciencia de la Verdad Supramental, y su poder puede ser llevado a la mente, la vida y el cuerpo. Esto permitirá que el pleno poder de la Consciencia de la Verdad actúe en la naturaleza.

La apertura de todas las partes del ser a una conversión mediante el descenso y la acción de la Consciencia Superior no puede lograrse de inmediato, en poco tiempo, ni mediante una transformación rápida o milagrosa. El buscador debe dar muchos pasos antes de que esto sea posible. El proceso de esta disciplina es, por lo tanto, largo y difícil, pero el esfuerzo sostenido en esta dirección acerca al buscador cada vez más a la meta de este Yoga.

Hay muchas cosas pertenecientes a los sistemas anteriores que son necesarias en este camino: una apertura de la mente a una mayor amplitud y a un sentido del Ser y del Infinito, una emergencia a la conciencia cósmica, dominio sobre los deseos y las pasiones. Un ascetismo externo no es esencial, pero la conquista del deseo y el apego y un control sobre el cuerpo y sus necesidades e instintos son indispensables. Existe una combinación del camino del conocimiento a través del discernimiento de la Mente entre la Realidad y la apariencia, el camino del corazón de la devoción, el amor y la entrega, y el camino de las obras que aparte la voluntad de los motivos del interés propio y los dirija hacia la Verdad y el servicio a una realidad mayor que el ego. Porque todo el ser tiene que ser entrenado para que pueda responder y ser transformado y que haga posible que una Luz y una Fuerza mayores obre en la naturaleza.

Como la Madre escribió: hacer el yoga de Sri Aurobindo es querer transformarse integralmente, es tener un único fin en la vida, que ya no exista nada más, que sólo exista eso. Y uno lo siente de este modo claramente en sí mismo, voluntaria o involuntariamente; pero incluso si no lo hace, siempre puede tener una vida de buena voluntad, una vida de servicio, de comprensión. Pero entre esto y hacer el yoga hay una gran diferencia. Y para hacer este yoga debes quererlo conscientemente, debes saber lo que es, para empezar. Debes saber qué es, debes tomar una resolución al respecto; pero una vez que hayas tomado la resolución, ya no hay vuelta atrás. Por eso hay que tomarlo con pleno conocimiento de causa. Debes saber qué estás decidiendo cuando dices: «Quiero hacer yoga»; y por eso creo que nunca os he presionado desde este punto de vista. Emprender este yoga, el yoga de transformación, es lo más arduo de todo, y sólo debe hacerse si uno siente que ha venido aquí para eso y que el objetivo de uno aquí en la tierra es este y sólo este.

Una evolución espiritual, una evolución de la consciencia en la Materia en una constante autoformación en desarrollo hasta que la forma pueda revelar el Espíritu que reside en ella es, por tanto, la clave, el motivo central, que da significado a la existencia terrestre.

No obstante, mientras los primeros pasos en la evolución fueron llevados a cabo sin una voluntad consciente por la Naturaleza tanto en la vida vegetal como en la vida animal, en el hombre, la Naturaleza es capaz de evolucionar mediante una voluntad consciente. Sin embargo, no es posible realizar esta evolución integral sólo mediante una voluntad mental en el hombre ya que la mente sólo puede llegar hasta un cierto estadio y más allá de este estadio sólo se mueve en círculos. Se ha de producir una conversión, un cambio de consciencia por el cual la mente debe transformarse en un principio más elevado. Este método se puede encontrar en la disciplina psicológica antigua y en la práctica del yoga. En el pasado esto se intentó mediante una huida del mundo y la disolución en la cima del Yo o del Espíritu. Sri Aurobindo nos enseña que un descenso de un principio superior es posible y que no sólo liberará el Yo espiritual más allá del mundo, sino que lo liberará en el mundo, substituyendo la ignorancia de la mente –o su muy limitado conocimiento– por una Verdad-Consciencia Supramental que será un instrumento adecuado del Yo interior, y hará posible que el ser humano se encuentre a sí mismo dinámica e interiormente y pueda evolucionar, desde esta todavía humanidad animal, a una raza divina. La disciplina psicológica del Yoga se puede utilizar con este fin a través de la apertura de todas las partes del ser a una conversión o transformación mediante el descenso y la labor del más elevado y aún oculto principio Supramental.

Esto, sin embargo, no se puede efectuar de una manera inmediata o por medio de una pronta o milagrosa transformación. El buscador espiritual ha de emprender muchos caminos antes de hacerse realidad el descenso Supramental. El hombre vive, en gran parte, en la mente, cuerpo y vida exteriores, pero posee un ser interior que debe despertar a sus múltiples posibilidades –ahora tan sólo recibe una influencia muy limitada, una influencia que le impulsa en pos de una constante búsqueda de una belleza, armonía, poder y conocimiento más elevados–. El primer estadio del Yoga es, por lo tanto, expandir los límites de ese ser interior y vivir desde allí hacia el exterior, guiando la vida externa mediante una luz y fuerza interiores. Al hacerlo así, el hombre descubre en sí mismo su verdadera alma –no esa mezcla externa de elementos mentales, vitales y físicos–, sino algo de esa Realidad que está detrás del hombre, una chispa del Fuego Divino. Ha de aprender a vivir en su alma, purificarse y guiar el resto de su naturaleza hacia la Verdad. Más tarde, es posible alcanzar una apertura hacia lo más alto y se produce un descenso de un principio más elevado del Ser. Sin embargo, incluso entonces no se realiza de inmediato la Fuerza y Luz supramentales en su totalidad. Hay diferentes niveles de consciencia entre la mente del ser humano común y la Verdad-Consciencia supramentales. Se han de abrir estos niveles intermedios y hacer descender su poder a la mente, vida y cuerpo. Sólo entonces puede el poder pleno de la Verdad-Consciencia trabajar en la naturaleza. El proceso de esta disciplina o Sadhana es, así pues, largo y arduo, pero incluso avanzar sólo un poco ya significa un gran paso ya que hace posible la perfección y liberación finales.

Muchos elementos que pertenecen a sistemas antiguos son todavía necesarios en el camino de la transformación: una apertura de la mente a una amplitud más vasta y al verdadero significado del ser y del infinito, una evolución hacia lo que se ha llamado la consciencia cósmica, un control sobre los deseos y pasiones; no es tan importante un ascetismo externo, pero sí que son indispensables la conquista del deseo y el apego y un control sobre el cuerpo y sus necesidades, sobre la avaricia y los instintos. Hay una combinación de los principios de los sistemas antiguos; el camino del conocimiento mediante el discernimiento de la mente entre Realidad y apariencia, el camino del corazón, de la devoción, del amor y la entrega, y toda la labor necesaria para rechazar una voluntad cuyo objetivo se basa sólo en el interés propio y dirigir esa voluntad hacia la Verdad y el servicio de una Realidad más grande que el ego. Se ha de preparar a todo el ser para que pueda responder y pueda ser transformado, cuando sea posible, por esa Luz y esa Fuerza más elevadas.

En esta disciplina, la inspiración del Maestro y, en las fases más difíciles, su control y su presencia son indispensables –sería imposible sin esta ayuda caminar por este proceso sin tropezar y cometer errores–; esto impediría cualquier oportunidad de éxito. El maestro es aquél que se ha elevado a una consciencia y un ser más elevados y es, a menudo, considerado como su manifestación y su representante. No ayuda sólo a través de su enseñanza y de su ejemplo e influencia, sino también por su poder de comunicar su propia experiencia a los otros.

Éste es el método de la práctica y la enseñanza de Sri Aurobindo. Su objetivo no es desarrollar ninguna religión o hacer una fusión de religiones, no es fundar una nueva religión; cualquiera de esas opciones se halla lejos de su objetivo central. El único propósito de este yoga es un desarrollo interior que permita descubrir, a su debido tiempo, el Yo superior presente en todo y evolucionar hacia una consciencia más elevada que el mental, una consciencia espiritual y Supramental que transformará y divinizará la naturaleza humana.

Sri Aurobindo y la Madre han contribuido a revelar la conexión entre lo divino y la vida, entre el espíritu y la materia, la existencia de la supermente que revela lo no-manifestado y lo manifestado como parte de una única y misma Realidad de la Existencia. Nos han ayudado a comprender la complejidad de la inmanencia divina, del universo, del ser humano, y del proceso evolutivo a partir de la materia inerte.

La simple ascensión de la consciencia central no es suficiente para elevar la vida o transfigurarla. La vida está enraizada con demasiada profundidad en el fango congelado del subconsciente o el inconsciente para conseguir un ascenso tan súbito. La fuerza supramental debe trabajar arduamente y durante tiempo para esta gran consumación evolutiva. Una transmutación radical de la vida es la única condición previa al establecimiento permanente en el cuarto estado, la vida supramental, la Vida Divina.

La enseñanza de Sri Aurobindo afirma que existe un Ser y una Consciencia únicos en la Materia que son impulsados a expandirse y desarrollarse hacia una perfección cada vez mayor. La Vida y la Mente son solo los dos primeros pasos de esta evolución. El siguiente paso debe ser el desarrollo de una mayor Consciencia espiritual y supramental que libere la Divinidad presente en las cosas, tras lo cual será posible que la vida manifieste la perfección.

Según Sri Aurobindo, el hombre, actualmente, vive principalmente en su mente, vida y cuerpo superficiales. Existe un ser interior que lo impulsa a una búsqueda constante de mayor belleza, armonía, poder y conocimiento. Debe despertar a las mayores posibilidades de este ser interior y, mediante su impulso hacia la Verdad, purificar y orientar el resto de la naturaleza. Posteriormente, puede surgir una apertura hacia los diversos niveles de consciencia entre la mente humana ordinaria y la Consciencia de la Verdad Supramental, y su poder puede ser llevado a la mente, la vida y el cuerpo. Esto permitirá que el pleno poder de la Consciencia de la Verdad actúe en la naturaleza.

La apertura de todas las partes del ser a una conversión mediante el descenso y la acción de la Consciencia Superior no puede lograrse de inmediato, en poco tiempo, ni mediante una transformación rápida o milagrosa. El buscador debe dar muchos pasos antes de que esto sea posible. El proceso de esta disciplina es, por lo tanto, largo y difícil, pero el esfuerzo sostenido en esta dirección acerca al buscador cada vez más a la meta de este Yoga.

Hay muchas cosas pertenecientes a los sistemas anteriores que son necesarias en este camino: una apertura de la mente a una mayor amplitud y a un sentido del Ser y del Infinito, una emergencia a la conciencia cósmica, dominio sobre los deseos y las pasiones. Un ascetismo externo no es esencial, pero la conquista del deseo y el apego y un control sobre el cuerpo y sus necesidades e instintos son indispensables. Existe una combinación del camino del conocimiento a través del discernimiento de la Mente entre la Realidad y la apariencia, el camino del corazón de la devoción, el amor y la entrega, y el camino de las obras que aparte la voluntad de los motivos del interés propio y los dirija hacia la Verdad y el servicio a una realidad mayor que el ego. Porque todo el ser tiene que ser entrenado para que pueda responder y ser transformado y que haga posible que una Luz y una Fuerza mayores obre en la naturaleza.

Como la Madre escribió: hacer el yoga de Sri Aurobindo es querer transformarse integralmente, es tener un único fin en la vida, que ya no exista nada más, que sólo exista eso. Y uno lo siente de este modo claramente en sí mismo, voluntaria o involuntariamente; pero incluso si no lo hace, siempre puede tener una vida de buena voluntad, una vida de servicio, de comprensión. Pero entre esto y hacer el yoga hay una gran diferencia. Y para hacer este yoga debes quererlo conscientemente, debes saber lo que es, para empezar. Debes saber qué es, debes tomar una resolución al respecto; pero una vez que hayas tomado la resolución, ya no hay vuelta atrás. Por eso hay que tomarlo con pleno conocimiento de causa. Debes saber qué estás decidiendo cuando dices: «Quiero hacer yoga»; y por eso creo que nunca os he presionado desde este punto de vista. Emprender este yoga, el yoga de transformación, es lo más arduo de todo, y sólo debe hacerse si uno siente que ha venido aquí para eso y que el objetivo de uno aquí en la tierra es este y sólo este.